Para determinar los microorganismos, desarrollaron un nuevo principio para el análisis de datos de secuencias de ADN, al que han llamado el principio de co-abundancia. Básicamente supone que los diferentes fragmentos de ADN del mismo organismo se producirán en la misma cantidad en una muestra y esta cantidad variará en una serie de muestras.
«Usando este método, los investigadores están ahora en condiciones de identificar y recoger los genomas de microorganismos previamente desconocidos en sociedades microbianas incluso de alta complejidad. Esto nos proporciona una visión general de la que no disponíamos anteriormente», afirma el profesor Soren Brunak, codirector del estudio junto con el profesor asociado Henrik Bjorn Nielsen.
Hasta el momento, se habían identificado entre 200 y 300 especies de bacterias intestinales. Ahora, el número es más del doble, lo que podría mejorar significativamente nuestra comprensión y el tratamiento de un gran número de enfermedades como la diabetes de tipo 2, el asma y la obesidad.
Anteriormente, se han estudiado las bacterias de forma individual en el laboratorio,pero los científicos son cada vez más conscientes de que, para entender la flora intestinal, es necesario considerar la interacción entre las muchas bacterias diferentes que se encuentran. Cuando se conocen las interacciones de las bacterias intestinales, posiblemente se puede desarrollar una manera más selectiva de tratar enfermedades.
«Lo ideal sería que pudiéramos añadir o eliminar bacterias específicas en el sistema intestinal y de esta manera inducir una flora intestinal saludable», explica Soren Brunak. El hallazgo es particularmente interesante en relación con el creciente problema de la resistencia a los antimicrobianos que muchos consideran una amenaza real para la salud mundial.
«Anteriormente, hemos estado experimentando con el uso de bacterias y virus para combatir la enfermedad, pero se dejó de lado porque los agentes antimicrobianos no han sido muy eficaces en la lucha contra muchas enfermedades infecciosas», relata Bjorn Nielsen.
En su opinión, si se aprende más sobre quién ataca a quién, los virus bacterianos podrían ser una alternativa viable a los agentes antimicrobianos. «Por tanto, es extremadamente importante que ahora podemos identificar y describir muchas más relaciones entre las bacterias y los virus que los atacan», concluye.